Actualmente, miles de millones de personas en todo el mundo se les ha dicho que se autoaislen para limitar la propagación del COVID-19 (coronavirus). Esta estrategia de autoaislamiento es la correcta y necesaria, como lo respaldan los modelos epidemiológicos, al observar cómo la reducción del contacto entre personas podría ayudar a disminuir el impacto de la enfermedad. Sin embargo, el autoaislamiento conlleva una reducción de las interacciones sociales de tal magnitud que el mundo no lo había experimentado desde la pandemia de gripe española de 1918-1919. Este aislamiento social probablemente conducirá a un aumento de la depresión, una relación que ya se ha establecido en estudios previos en humanos y mamíferos. El aislamiento social limita a su vez el acceso a los recursos de salud mental, eivantod que muchos que neceistan ayuda psicológica la obtengan, limitándose en muchas oacasiones a la teleaisistencia. Existen algunos procedimientos de neuroestimulación que pueden realizarse en el domicilio (estimulación magnética transcraneal – TMS, estimulación transauricular del nervio vago – taVNS- y la estimulación transcraneal con corriente continua – tDCs). Quizás la opción potencial actual más atractiva y desarrollada para la estimulación cerebral en el hogar es esta última. La tDCS es un dispositivo de estimulación portátil y económico que pasa pequeñas cantidades de corriente eléctrica (típicamente 1-2 mA) a través de dos electrodos colocados en el cuero cabelludo. Varios ensayos con tDCS en depresión han aportado resultados prometedores. Referencia: Caulfield KA, George MS, Treating the Mental Health Effects of COVID-19: The Need for At-Home Neurotherapeutics Is Now, Brain Stimulation, j.brs.2020.04.005. https://doi.org/10.1016/j.brs.2020.04.005 Dr. Ò. Alcoverro Fortuny, psiquiatra |
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